
El Rey de España y cinco mandatarios sudamericanos estarán presentes en la investidura de Pedro Castillo
A Pedro Castillo le ha llegado la hora. El maestro de una pequeña escuela en los Andes reunió a su familia y a un pastor evangélico alrededor de la mesa de la cocina de casa, a principios de año, para anunciarles que se presentaba como candidato a la presidencia. Entonces era un sindicalista poco conocido. Las posibilidades de que tuviera éxito parecían lejanas. Ocho meses después, tras una campaña agotadora que ha dividido al país, Castillo asume el cargo de presidente. Su nombramiento coincide con una fecha histórica, los 200 años de independencia de Perú.
El momento llega rodeado de incertidumbre. Castillo no ha hecho público todavía los nombres de los integrantes de su gabinete. Vladimir Cerrón, el líder de su partido y quien le invitó a presentarse bajo sus siglas, trata de colocar el mayor número de gente de su entorno en los puestos claves del gobierno. Cerrón es un político de izquierda radical alineado con Cuba y Venezuela. En un evento reciente de la formación que él mismo creó lanzó algunos mensajes velados para Castillo: “Si el gobierno se desvía, es el partido el que tiene que rectificar la vía”. Castillo, hasta ahora, ha resistido a esas presiones y plantea colocar a gente de su entorno o de un talante más centrado, como el economista Pedro Francke al frente del ministerio de Economía. Lo que es claro es que la tensión entre Cerrón y el presidente puede ser una constante.
Su victoria en las urnas, puesta en cuestión por su rival Keiko Fujimori, no fue reconocida rápidamente en el ámbito internacional. Lo extraño del candidato, un político nada usual, creaba extrañeza. Los observadores internacionales no detectaron ninguna anomalía en el proceso electoral. Pese a ello, Estados Unidos y la Unión Europea tardaron tres semanas en reconocer que las elecciones habían sido limpias. Su investidura, sin embargo, tendrá nombres importantes. El Rey de España, Felipe VI (con el que ya ha mantenido una reunión), y cinco mandatarios sudamericanos, entre ellos el colombiano Iván Duque, asistirán al acto en las primeras filas. Castillo se dirigirá a la nación a las 12.15. Será una novedad. Desde hace un mes apenas ha hablado en público.
Castillo no lo tendrá fácil para gobernar, si es que eso es posible en Perú. Frente a él estará un Congreso a la contra. Su partido no figura en la mesa directiva y cuenta solo con 37 escaños, de un total de 130. Durante la campaña de segunda vuelta, los grupos políticos que dominan el nuevo Parlamento respaldaron a Fujimori. Pese a los obstáculos, el 50% de los peruanos, según una encuesta del Instituto de Estudios Peruanos, ve su futuro Gobierno con esperanza y confianza. Según una encuesta de Ipsos Perú, el 75% de los peruanos espera de él que dé prioridad a la mejora de los servicios de salud y el avance de la vacunación contra la covid-19. Tiene tarea por delante.
El momento llega rodeado de incertidumbre. Castillo no ha hecho público todavía los nombres de los integrantes de su gabinete. Vladimir Cerrón, el líder de su partido y quien le invitó a presentarse bajo sus siglas, trata de colocar el mayor número de gente de su entorno en los puestos claves del gobierno. Cerrón es un político de izquierda radical alineado con Cuba y Venezuela. En un evento reciente de la formación que él mismo creó lanzó algunos mensajes velados para Castillo: “Si el gobierno se desvía, es el partido el que tiene que rectificar la vía”. Castillo, hasta ahora, ha resistido a esas presiones y plantea colocar a gente de su entorno o de un talante más centrado, como el economista Pedro Francke al frente del ministerio de Economía. Lo que es claro es que la tensión entre Cerrón y el presidente puede ser una constante.
Su victoria en las urnas, puesta en cuestión por su rival Keiko Fujimori, no fue reconocida rápidamente en el ámbito internacional. Lo extraño del candidato, un político nada usual, creaba extrañeza. Los observadores internacionales no detectaron ninguna anomalía en el proceso electoral. Pese a ello, Estados Unidos y la Unión Europea tardaron tres semanas en reconocer que las elecciones habían sido limpias. Su investidura, sin embargo, tendrá nombres importantes. El Rey de España, Felipe VI (con el que ya ha mantenido una reunión), y cinco mandatarios sudamericanos, entre ellos el colombiano Iván Duque, asistirán al acto en las primeras filas. Castillo se dirigirá a la nación a las 12.15. Será una novedad. Desde hace un mes apenas ha hablado en público.
Castillo no lo tendrá fácil para gobernar, si es que eso es posible en Perú. Frente a él estará un Congreso a la contra. Su partido no figura en la mesa directiva y cuenta solo con 37 escaños, de un total de 130. Durante la campaña de segunda vuelta, los grupos políticos que dominan el nuevo Parlamento respaldaron a Fujimori. Pese a los obstáculos, el 50% de los peruanos, según una encuesta del Instituto de Estudios Peruanos, ve su futuro Gobierno con esperanza y confianza. Según una encuesta de Ipsos Perú, el 75% de los peruanos espera de él que dé prioridad a la mejora de los servicios de salud y el avance de la vacunación contra la covid-19. Tiene tarea por delante.
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